Según se constató, el robo había sido el día viernes 7 de julio, cuando la familia se encontraba fuera de su vivienda y de visita en otra parte. Cuando regresaron al día siguiente, pudieron observar una ventana forzada, aunque no dañada, y adentro estaba todo dado vuelta.
Al entrar a la casa, se dieron cuenta de la enorme cantidad de faltantes. Entre ellos mencionaron dos mochilas con elementos de pedicuría; quince mil pesos, que guardaban en un cajón de la mesita de luz; otros cinco mil pesos, que tenían en un sobre de cuero negro; tres pares de zapatillas; varias camperas; al menos nueve pantalones de jean; tres relojes; una tablet de 7 pulgadas; un control remoto; un celular; un par de auriculares inalámbricos; varias cadenas; pulseras y dijes de plata 125; un par de aros de oro y una cortadora de cerco, entre otros.
Finalmente, no pudieron dar, hasta el día de hoy, con los responsables del hecho.
